TEXTOS GANADORES -POESIA - EN LOS JUEGOS FLORALES MUNICIPALES- GOBIERNO PROVINCIAL CHICLAYO-PERU
Posted byEN LOS JUEGOS FLORALES MUNICIPALES- GOBIENRO PROVINCIAL CHICLAYO-PERU
NOVIEMBRE 2006
GÉNERO LÍRICO
Poemario ganador
AGONÍA COMPARTIDA
Hay cosas que no logra matar el tiempo,
por ejemplo, mi palabra.
SEUDÓNIMO: El de Vista Florida.
Autor: Ronald Calle Còrdova
Agonía compartida
Soy la única tumba que camina,
esperando las palabras que le faltan
para completar el epitafio.
El mundo está sudando su verano en mi frente
y su hijo está sufriendo aquí en mis ojos,
le han clavado una daga en su costado:
me está doliendo el corazón.
¡Anda! Toma mi mano,
cubre tu herida
y ven,
levantemos la antorcha del hambre,
miles de hombres nos contemplan.
Acercose a mí…
Acercose a mí un niño
con responsabilidades de padre
–Señor, mi nombre es Pedro, pero más me gusta Juan,
ayúdeme, debo alimentar a mi madre-.
Pedro, tan pequeño e inversamente grande.
Con sus cinco años de mundo
sonríe como hijo, trabaja como padre, responde como hombre.
Tal vez sea Pedro o Carlos, por qué no Juan.
Negocia su nombre y lucha.
Juan, igual a decir hijo, a decir padre
o a decir hombre,
puede que no duerma
pero sí sueña como niño
tal vez ya no juega,
pero ríe.
Juan, con sus apresurados pasos
toma el trapecio de la vida
con irresoluta voluntad…
Al paso y peso de mis horas
He visto pasar mi vida en un sueño,
desfilaban mi alma y su corazón
a solas,
y mis ojos puestos en no sé qué mundos.
Han visto alegrías, desconciertos, despedidas…
Y otra vez la gran pregunta:
¿Qué pasa cuando esta chispa de luz se apaga?
Mi vida ya se va en este día,
enclaustrada en el ocaso de un instante,
congelada en el espacio, en el tiempo;
entre un secreto de sarcófago,
entre la odisea creada desde mi ceguera,
entre la luz de un amor que ya se extingue.
Mi vida ya se va en esta noche,
sumergida en el crepúsculo de un sueño,
bifurcada entre un adiós y un cigarro;
lejos de todos, entre mi divina comedia.
Aún tengo la vana pretensión que ciega al hombre;
la de alcanzar la gran promesa.
Aún escribo.
Mi vida ya se va, ya se irá.
Aún respiro.
Ausencia comprendida
Me he preguntado por tu ausencia y comprendo
que el sentirse solo no es estar en soledad
y miento cuando digo no soportar
la perfecta clonación del tiempo,
cuando me duelo por el niño
al que acabo de robar un pan,
cuando me duelo por el placer
que se averguenza de su nombre.
No me preguntes por el vino
y tu copa,
apenas siento la caída de mi cuerpo
hacia un vacío sin edad y sin nombre.
No preguntes por la hora,
que igual es tarde o temprano
cuando se quiere ser o estar.
Crónica de un viajero
Y mientras un ave atravieza el claroscuro
avanzo un paso más hacia mi norte.
Giro a la derecha y choco con grietas y más grietas
en la tierra,
perdóname vida,
las he comparado con las grietas de tu alma.
A la izquierda volteo
y muchos avanzamos contra el caudal
apenas vivo
perdóname vida
cuanta gente para tan poco río.
He levantado el rostro
queriendo avisorar mi norte
y otra vez el claroscuro con su ave solitaria
perdóname vida
otra vez miro lo mismo.
Hacia atrás (como quien voltea, levanta su mano
y por no llorar, sonríe y dice adiós) sólo
tinieblas,
perdóname vida si he volteado tarde.
Del hombre, su sed y su lluvia
Llueve, llueve y su sed no se moja
nomás del rescoldo contraído de su vientre,
su sed no toca, no alcanza,
menos goza del maná en el desierto humano
de su éxodo.
La lluvia sigue y su sed con ella,
su hambre, lleno de atardeceres
camina con su mirada puesta en el trigal
y la vid,
con sus pupilas hartas de lluvias;
no se cansa de llover.
Ves cómo se levanta el polvo?
las gotas caen y a ellas vuelven,
vuelven siempre unidos: el hombre,
su sed y su lluvia.
No, nunca vuelven, jamás se van;
nacieron llenos de pecado,
un día de sol ardiente, de gotas
cortantes, amargas.
Viajas y sueñas a ojos abiertos,
construyes recuerdos para mañana
mientras tu lluvia sigue de palmo
a palmo
quemando tus días, tus horas… tus pasos.
Mal quedaría si otras cosas diría
callo y no otorgo,
callo y no os doy otra estocada
“hermanos”
Callo y guardo… desesperanza.
Errante
Partiste con la palma dorada sobre tu manto
pensando en el amor y el olvido.
Pasas dando a las hojas una dulce
apariencia de lluvia, o tal vez
robando a la gaviota y al buitre
una porción de su vuelo.
Por qué no despides la nube que
abrazada a mi luna goza,
a esa nube que infringe tus miradas fortuitas
y mis momentos de gloria?
Vas eclipsando los vestigios de mis pasos
en tu loco desenfreno y arrebato de mis días
vas dejando
en absoluto desamparo a otros hombres,
sin luz a nuevos ojos
y sin norte a viejos cuerpos.
Galante y furibundo juegas
con la cubierta y la vejez del hombre
que cual luchador vencido mira
distante ajena victoria
y levanta en su bandera, la derrota…
Vas silente, lascivo, casi humanamente
gimiendo.
Y al deshojar frenéticamente la rosa
vas sustrayendo a mis tardes su aroma.
Fuego, polvo: Hombre
Aun no estás contrito ante la vida,
suplicando, suplicando;
compungido por haber perdido lo que no conoces.
Dejas caer la piedra y tus labios besan
la noche
queriendo salvar un silencio claro, frío,
fugitivo.
Oyes las cenizas caer sobre sus vívidos cuerpos,
oyes cómo su aliento queda convertido al polvo
y sientes como un instante, una lágrima, un gemido
queman tu piel, tu carne, tus huesos.
Sueño o realidad, tus besos mojan la lluvia
desprendida cual rayo del sueño gris
de tu agonía.
Vienes gritando fuego hay en el polvo,
polvo hay en el fuego.
Y sigues acrecentando tu deuda,
en tu vana búsqueda
de palomas blancas sobre el olivo.
La vida se gasta, la deuda es honda,
no sé si eterna.
Vas pensativa, mirando al cielo en tu andar
disfrutando del fuego, del polvo: del hombre
La muerte vista y sentida
Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
César Vallejo
Desde aquí, desde este recuadro te miro.
Hoy, me he sentado y otra vez he llorado
en el mundo, por el mundo.
¿Quién sabe de nuestro llanto?
Sólo tus cansados ojos de párpados caídos,
de mirar cansino, triste, moribundo.
Ellos si saben del canto triste,
de lluvia a pleno sol, de lluvias
que mojan los labios
y queman el alma.
Desde este recuerdo aún te miro
y desde esta gloria te admiro.
Ha desaparecido mi hermano ante mi vista;
como Dios, está acá, allá, en todas partes.
¡Dios, has humano al hombre!
¡Has hombre a mi hermano!
¡No te cruces de brazos
cuando tu creación se destruye!
De todas las muertes, ésta es más muerte
y mis ojos ya saben del dolor más caro,
ya saben del dolor que tú me causas.
Travesía bípeda
Pues ya lo sabes, el mundo es así; no siempre
cesa el llanto cuando deja de llover.
El camino es largo y tu descanso
teórico,
has emprendido la carrera de la vida;
corre que no hay tregua,
estás a punto de llegar.
Dicen que en verano a veces llueve.
Hermano, aún no llores, aun hay hambre,
aún hay sed, aún hay voluntad,
aún hay ganas de vivir.
Extasiado has trabajado en tu sosiego
perturbado te has reído de este mundo
y cuerdamente
has sentido el peso del tiempo
en una lágrima
sentado, parado, qué más da,
si tus ojos ya cansados de la espera
se han posado en el vacío azul, infinito.
Hermano, ¡detente!
allá también hay soledad
pues pesa, pues dura, pues cansa…
esta hebra llamada andar.
Notas:
I
Tomo un café, luego un coñac
como quien toma una palabra
para decir adiós.
Y abrazado a lo constante
reclamo una silueta, un signo
mas solo tropiezo con un trazo de mi olvido
gestados por los pasos de otra sombra.
Inocente, busco una ciudad en mi gloria
para lo cual
camino en tu miseria.
Lo que hoy ha muerto nacerá mañana.
II
Si me quedé dormido
por favor
despierten a mi cuerpo,
no a mi nombre
pues éste
puede aún no existir
en otros cuerpos.