POETAS O LOS ESPÍRITUS ATORMENTADOS
Posted byLa condición de poeta se gana, se perfila, se construye verso a verso, locura a locura, decepción a decepción, en soledad y angustia existencial. Diríase que la suma de las adversidades es lo que hace que se amalgame y se cueza un poeta. Que un poema no cuaje ni se celebre la primera vez; que un renuente colega de la generación anterior te diga que como poeta eres buen cocinero; que un libro demore diez o más años para salir; que vendas sólo un ejemplar el mismo día de la presentación; que encuentres sólo incomprensiones entre los críticos; que la prensa no te dedique ni un centímetro cuadrado al día siguiente de tu primera parición literaria; que al día siguiente de la noche en que te hicieron sentir dios, los perversos y falsos aplausos, sientas ser un pobre diablo que camina muy temprano por las calles de tu ciudad y nadie te reconozca; que tu musa inspiradora ni siquiera se dé por enterada que escribes en nombre de ella, todo eso, todo, todo, es la suma indicadora que algo va bien para ti, poeta. Al poeta no le puede ir bien, pues eso sería su fatalidad y acabose; debe irte mal en todo: amor, dinero, salud, comida, familia; siempre te debe faltar todo o casi todo, porque cuando lo tengas en demasía ese día debe empezar a apagarse tu inspiración y el torrente tórrido de tus versos se trocarán en témpanos de hielo.
En esta atmósfera de fatalismo, de sinos antagónicos, se macera un poeta, a la sombra aciaga de los infortunios, donde cada guadañazo le rasga el alma y le arrebata un poema tristísimo o una rapsodia de amor fatal. Es que los mejores poemas han salido sin pujos, ni rompederos de cabezas, ni diccionarios, ni bibliotecas inspiradoras, ni borroneados anagrámicos, han brotado raudos después de la millonésima reiterada frustración, después de darte cuenta que eres un pobre insecto que a nadie importa nada; después de comprobarse que eres un mísero mendigo de amor, dinero, comida, trabajo y una reclamada atención a tu oficio, al vecino de enfrente o a la vecina del costado, que de seguro no sabe que escribes.
Dices en tus poemas sentir/dar amor; pero sólo recibes indiferencia y decepción de tu invisible, platónic@ amad@ y nunca por ti tocad@; te esfuerzas en cantar la belleza aurífera de la mañana, y sólo te refugias en la penumbra triste de la noche; construyes edificios líricos de cristal y sólo vives en un cuchitril desolado; demuestras riqueza lexical y sólo posees bolsillo vacíos que bailan una tristeza tropical. Tus poemas huelen a campanas multicolores; pero tus días son noches y tus noches pesadillas y tus pesadillas tragedias griegas de nunca acabar; dices ser erótico y sensual, pero sólo eres un reprimido que alcanzas el orgasmo sexual en soledad y con ausencia de todos.
Todos los adjetivos briosos que viertes en tus versos retornan en un negativo bumerang y si dices belleza eres esperpento; laboriosidad, eres el ocio perfecto; ternura, eres defección; felicidad, eres amargura; amar, eres llanto triste; muchedumbre, eres soledad en la esquina baldía con tu pucho y tu dolor arrastrando.
Poeta del silencio y del cuarto vacío, poeta de los intentos y fracasos, poeta de la melancolía y de las causas perdidas, poeta de la frustración, poeta de la hoguera, poeta de la tristeza, poeta de la soledad y de la angustia, poeta de la rebeldía y de la nada, así quizá debas de epitafiarte, poeta, poeta, poeta, piedra rodante que saliste del anonimato por las palabras y sólo heredaste ellas y serás recordado por ellas.
Lambayeque, octubre 16 de 2006
Nicolás Hidrogo Navarro
Coordinador General Conglomerado Cultural –Lambayeque-Perú
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