La literatura pascasmayina a tiro de misil
Por: Nicolás Hidrogo Navarro
(Licenciado en Lengua y Literatura UNPRG, Coordinador General del Conglomerado Cultural-Perú.)
La literatura de provincias conserva aún el sabor de terriginidad, compromiso y una argumentación temática más concreta. Hay un predominio del fondo sobre el trabajo de las formas y estructuras narratológicas y el manejo de las técnicas de imbricación lúdica y complicidad-reto creador-lector.
En En la puerta del infierno hay una nítida denuncia social, una preocupación moral e ideológica, histórica y se palpitante actualidad: los estragos de la guerra en el medio oriente a raíz de la desigual, abusiva y arbitraria guerra norteamericana-iraquí.
Con un lenguaje directo, llano se construye y simboliza en un drama familiar de Samaria, todo el horrendo vivido por una población que nunca deseó tener el más mortal de los tesoros: el petróleo, verdadero motivo de esta insanía escondida bajo lemas de “en defensa de la libertad y la democracia”. Es obvio que la intención del cuento es suscitar en el lector una mirada más humana y literaria que la que esconden, maquillan o distorsionan los medios de comunicación atemorizados, silenciados y digitada por el sistema global del capital.
En el cuento sobresale la descripción, la atmósfera de terror, contaminación, muerte por doquier y una añoranza histórica del que todos tenemos de Las Mil una noches y Simbad el marino, cuentos que nos hablan de las magnificencias de una de las civilizaciones matrices más esplendorosas, fastuosas y ricas en mitos cosmogónicos e históricos, leyendas y tradiciones, pero que hoy gracias al fantasma norteamericano de la guerra, se ha convertido en un país intervenido, agredido, masacrado (cómo se siente que alguien venga desde muy lejos para hacerle siempre, entrando a la casa de cualquiera, casa buscando cualquier pretexto y hacerle la guerra en casa ajena y nunca ser atacado en su propio territorio).
En la puerta del infierno, es un cuento-crónica que busca sensibilizar, hacer reflexionar y tomar partido por la paz o la guerra y a través de una historia cambiar el periodismo falaz, disfrazado y timorato, por la literatura humanizante. Sin apelar a la precisión y rigor denotativo de la historia, adopta a la exquisitez y perdurable forma literaria. No sólo es un cuento pedagógico para niños, jóvenes, y el poblador común y corriente, sino que apunta a llegar a quienes tienen el poder de dar una orden de disparo de un misil o a los que tienen el derecho al veto de no agresión a la indefensa población civil. Es un cuento que lejos de enternecernos, nos deja serias responsabilidades de conciencia social, orden moral y una gran pregunta flotando ¿y qué podemos hacer desde nuestra condición y situación para impedir que más guerras terminen por autodestruirnos?
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Las historias de pescadores desparecidos entre las turbulencias y la guadaña azul del mar, durante las faenas de pesca, son noticias de todos los días, desde Tumbes a Tacna. Cada puerto tiene sus historias, sus personajes epónimos que dan vida a un imaginario colectivo tan rico desde épocas inmemoriales. El mar es una fuente inagotable productora de historias: versos, leyendas, películas y dramas sin fin compiten con lo inconmensurable de ese mundo húmedo y azul.
El llanto del ahogado, es una patética tragedia real convertida en leyenda, enriquecida y acicalada con la magia de la literatura por Willy Salcedo. En él se funde la tradición de lo inexplicable de las apariciones de las almas en pena y la realidad cotidiana de naufragios que se cobra el mar como tributo a la entrega de sus riquezas ictiológicas.
Conmovedoramente el Masca Navaja, es el héroe que, en la adversidad, muestra su grandeza humana: dar y exponer su propia vida para salvar a los demás, un valor excelso venido a menos y casi reducido a la rareza., hoy.
El llanto del ahogado, tiene la virtud de mantener mucho dinamismo descriptivo, una acción permanente que se asemeja al propio frenesí de las olas del mar y los angustiantes momentos finales de los protagonistas. Pero también pretende fusionar la leyenda con la realidad al asocial el cementerio (lugar donde yace el héroe de la historia) y “El techito” y “El faro” como lugares turísticos existentes como símbolos de la grandeza de sus pescadores locales. La historia sigue allí palpitando broncamente, la alerta y el llanto pueblan la nocturnidad de la arena, la brisa trémula y el oleaje que lleva y traen los gritos secos de personajes que literaturizados, pueden alguna vez sorprenderlo y he aquí la explicación de ese llamado extraño que los desavisados pueden sentir.
Lambayeque, junio 12 de 2006
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